viernes, 22 de agosto de 2014

Amo mi país


Y lo hago, en en parte, por lo particular que somos. Acá en R.D todo lo hacemos a nuestra manera: la más fácil. Que no es necesariamente la más efectiva.


Como no se puede controlar el problema del tránsito ya que en ello influye las condiciones de las vías y vehículos, la correcta señalización, personal capacitado para velar por las buenas prácticas viales, además de educación en materia vial, que no tenemos: llenan las calles de personas vestidas de verde a hacer el trabajo de los semáforos y a poner multas ‘a lo que tire el bon’. Multas que más adelante son negociadas y se cierran, personalmente, por la módica suma que al honorable oficial le parezca justa. Pero las multas son justificadas y eso no se puede negar, lo injustificable es que sean selectivos a la hora de ponerlas y que el monto de la misma dependa de lo que crea el oficial.


Como trabajar en las comunidades para prevenir los feminicidios toma mucho tiempo y esfuerzo: aumentan la pena para los que se atrevan a cometer algún crimen, porque es más fácil meter terror que buscar la forma de concienciar y trabajar para prevenir y hacer que las mujeres tengan las herramientas necesarias, a nivel mental, para protegerse de futuros abusos. Pero resulta que gran parte de las victimas son mujeres de escasos recursos que, en su mayoría, viven con alguien porque es quien les sustenta ya que ellas no son estudiadas y como los trabajos están escasos... Pero eso es un tema muy amplio.


Como no se puede controlar lo que se consume en los establecimientos de recreación nocturna y colmadones, en parte porque los encargados de eso se hacen de la vista gorda y muchos se dejan mojar las manos: prohíben la hookah y ponen reglas extremistas para el consumo de alcohol.


Como hacer que la música local sea más consumida se ha vuelto tarea difícil, porque lamentablemente, son contados los exponentes actuales que son dignos de escuchar y nuestra cultura está cada día más olvidada: Pretenden ponerle reglas al gusto; controlar la música que suenan las emisoras poniendo en riesgo la existencia de muchas que se dedican a tocar música extranjera porque, guste o no, eso es lo que vende.


Como el tema drogas, promiscuidad y embarazo adolescente se les ha salido de las manos a las autoridades: Pretenden, ahora que ya tenemos el agua al cuello, venir con discursos moralistas que no encierran más que intereses monetarios y faranduleros. Porque imponer moral es más fácil que hacer que la tengamos por iniciativa propia.


Como los uniformados, la mayoría que están en las calles,  tienen una formación tan paupérrima y formarlos implica hacer una profilaxis a TODO el sistema y a esto se suma el hecho de que son pocos los que tienen vocación: (aparentemente) se les da permiso para matar metiéndose bajo el manto de los tan cuestionados “intercambios de disparo”;  no se necesita ser master en el tema para saber que casi siempre tiran a matar. Y, aunque son muchos los que lamentablemente han perdido la vida  a manos de delincuentes, eso no quita el hecho de que la muerte no es un castigo.



Pero con todo y eso: amo mi país y, a pesar de lo bien que lo disimulo, se que hay buenas historias que contar.