viernes, 8 de agosto de 2014

Egoísmo y relaciones de pareja

Según el diccionario, egoísmo es: Excesivo aprecio que tiene una persona por sí misma, y que le hace atender desmedidamente a su propio interés, sin preocuparse del de los demás.




De eso se tratan las relaciones de pareja, ¿no?
De ser egoístas con el mundo y querer a alguien solo para nosotros.

 Encontrar a alguien que tenga tantas cosas buenas, a nuestro entender, que nos den ganas de arrebatarsela al mundo y tenerle solo para nosotros, esconderle de todo ser viviente y que esa persona haga lo mismo con y para nosotros.

¿Qué pasa si no estamos preparados para ese alguien o ese alguien no lo está para nosotros?
Osea, nunca se está lo suficientemente preparados para algo pero hay etapas cuya única función es ayudar al reforzamiento de nuestra personalidad, incluyendo esto la madurez. Es en estas etapas donde se tiene una mejor visión de lo que se es y lo que se quiere ser.

Aferrarnos a alguien antes de tiempo es como agarrar una oruga y tirarla al vacío esperando que vuele solo porque sabemos que, tarde o temprano, las orugas se transforman en mariposas y vuelan. 

Y en efecto, las orugas vuelan pero cuando están listas para hacerlo, no cuando se nos antoje. Pero nuestro miedo es dejar que la oruga se tome su tiempo en ser mariposa y luego vuele hacia alguien más y nos quedemos sin ella. Preferimos forzar su transformación a dejarla ser y correr el riesgo de perderle.

Somos tan egoístas que preferimos un ahora incorrecto a un algún día como manda la ley. Y esto no tiene nada que ver con eso de
"si quieres algo déjalo libre", es cuestión de saber que no todos somos desde que nacemos lo que vamos a ser y que forzar puede hacer que nunca lo seamos.


Es ser y dejar ser. Querer sin forzar y saber perder.