jueves, 28 de agosto de 2014

Antes de las 6pm

Ya se disponía a cambiarse de ropa e irse, como había hecho las últimas veces. Ella le detuvo y con un gesto le invitó a sentarse junto a ella en la cama, a lo que él accedió.

Luego de un rato de silencio acaricia su cabello y dice:

-Eres preciosa. Me atrevería a decir que eres la mujer perfecta. Hermosa, inteligente, complaciente, entregada, fiel.
-Pero… -le interrumpió ella-
-No lo sé. Llegaste a mi vida en un momento de confusión. Un tiempo atrás me habría ido contigo al fin del mundo y habría dejado de lado todo. Pero ahora…
-Ahora tienes a una dama y no quieres dejar de lado una relación tan "estable y bien aceptada" por un capricho de cama.
-No eres un capricho de cama -le dijo mientras se acercaba a su cuello-. Eres lo que da sentido a la farsa que ha sido mi vida en estos años. Eres la persona que venía a perturbar mis sueños todas las noches. Pero, para mi desgracia, solo a la luz del sol te tengo.
A mi edad, los hombres buscamos cosas tan diferentes. Aprendemos a fuerza de errores a enamorarnos como adultos: con la cabeza y no con corazón. Somo fríos, calculadores y a la hora de elegir a quien será nuestra "señora" no nos dejamos llevar por nuestros sentimientos ni por nuestras ganas. Lo hacemos en base al beneficio que podamos obtener: buena familia, reconocimiento, estabilidad económica, seguridad… experiencia. Y esas son cosas que no se tienen, en conjunto, al estar con alguien de tu edad.
 
Estás en la mejor etapa de tu vida y no es justo que te la pases preguntándote qué tiene ella que tú no, porque simplemente no tienes nada que envidiarle. Al contrario. Si ella contara con al menos la mitad de las cosas que me gustan de ti yo no estaría aquí. No tendría que mentir y poner todo en juego por unas horas contigo. -Se pone de pie y viéndole a los ojos pregunta:-¿Por qué estás conmigo? ¿Por qué entregas tanto si sabes que los beneficios no serán justos?

-No lo sé. Solo sé que conocerte ha sido un antes y un después en mi vida. Contigo estoy seguramente insegura. Y sé que, mientras estoy aquí jugando a ser tu Marguerite Gautier podría estar viviendo cosas de mi edad. Esas relaciones bonitas con que todas sueñan a mi edad. Pero no quiero. Prefiero estos ratos de felicidad a vivir desconociendo esto. Amo la tensión, química, adrenalina, brujería o lo que sea que se da cada vez que nos vemos. Sé que no está bien; que mañana maldeciré el momento en que puse mis ojos en ti y tú en mí. Pero hoy, hoy esto es la gloria… en compañía del mismo diablo. 

Sé que nunca seré esa con quien vas al parque en compañía de tus hijos por las tardes. Ni la que te espera en casa y pregunta que tal fue tu día. Sé que jamás me imaginarias vestida de blanco y demás cosas que con ella si tenías. Pero... si estas aquí, conmigo, y no con ella, es porque nada de eso te importa. Porque sabes que al final no te llena y necesitas de mi ayuda para sentir tu vida completa.
-Mi vida sería tan simple si tan solo pudiera fusionarlas.

Ella se ríe y le besa mientras acaricia su cuello y susurra: De ser así, la vida sería demasiado perfecta.

Él le besa la frente y se va... 

Hasta el próximo día por la tarde.